No, no me he vuelto loca… y sí, hablamos de parejas, de relaciones.
Las cuatro patas de la mesa, hacen referencia a una teoría por la que se comparan las relaciones con una mesa. Cada pata, se refiere a un requisito que debe tener una relación. Si falla una de ellas la relación puede fallar. Puedes encontrar muchos artículos que hablan de ello por internet, pero te haré un breve resumen y mi interpretación. Así que si quieres más información, y te interesa mucho el tema, podemos abrir un nuevo post.
Recuerda que hemos puesto en una balanza lo bueno y lo malo de lo que nos aporta nuestra unión con la otra persona. Pero no sería muy conveniente decidir en base sólo a eso, porque, no nos engañemos, en estos momentos, si nos planteamos una ruptura, hasta el mero hecho de que la otra parte respire, puede ser un problema. Por lo que entraremos a dilucidar si nuestra mesa anda coja o no.
Las cuatro patas se refieren a los aspectos:
- emocional,
- intelectual,
- atracción física
- y compromiso.
El aspecto emocional
Es aquél que, dicho en términos sencillos, nos une sentimentalmente a la persona. ¿Me refiero al Amor? Pues probablemente sí, pero como esto del amor es un tema arduo y complicado, vamos a dejarlo en aquel sentimiento que ha crecido durante todo ese tiempo que habéis estado juntos; es el sentimiento de complicidad, de compañerismo, de cariño…
El aspecto intelectual
Es el que te une en el pensamiento con la otra persona. Es aquél que te atrae de tu pareja cuando compartís opiniones sobre cualquier cosa. Aquél que va más allá del plano físico y emocional. Aquél en el que dos mentes se conectan con una película, con un libro, con una conversación sobre la vida, sobre el futuro, los planes, el trabajo que desarrolla el otro con tanta pasión…
Por cierto, aquí quiero darte tres pinceladas al respecto. Por un lado son muchos los que unen el aspecto sentimental con el intelectual, en cuanto ambos forman parte de una misma espiritualidad.
Yo soy de la posición de los que los separa porque para mí van en dos planos bien distintos: se puede sentir mucho cariño y amor por alguien, pero no sentir atracción por lo que piensa (y no porque no interese sino porque su forma de expresar, su análisis y valoración, no atrapa nuestra atención).
Por otro lado, según estudios, las mujeres somos más propensas a interesarnos más por la atracción intelectual que los hombres, por lo que somos más propensas a ser sapiosexuales, término que describiré en otro post.
La atracción física
No creo que deba explicarte mucho al respecto. Es la más primitiva de todas, aquello que ves y te seduce, te cautiva de la otra persona. Su físico, sus movimientos, sus palabras, su voz, sus gestos, su sonrisa, su mirada… Y es aquella por la que, en un sentido más primario, surge el deseo sexual, que no deja de ser una consecuencia de la primera.
Otra cosa es que ese deseo sea transformado en una sensación placentera una vez se inician las relaciones sexuales, o que éstas no es que sean insatisfactorias, sino que no se produzcan en un lapso de tiempo lo suficientemente correcto a nuestro entender. Pero ese es otro tema.
El compromiso
Hablamos de esa interacción de la pareja por la que ambos crean unos mismos planes de futuro, sean cuales sean, pero que van en la misma dirección. Hablamos, en el mismo sentido, de la predisposición, de la voluntad de las partes en querer llegar a un mismo nivel de evolución de la pareja, en la misma forma, y en los mismos momentos…
Ya tenemos las cuatro patas. Ahora analiza las tuyas, y te avanzo algo: si te falla una, ponte en alerta, pero si te fallan dos o más… ¡¡¡sal corriendo!!!
Teniendo en cuenta la balanza y las cuatro patas de la mesa (empieza esto a parecer más un mercado de ocasión que otra cosa) pasaremos al siguiente paso: la valoración. En el próximo post.
Cómo preparar tu divorcio
Introducción
1. Pon en una balanza lo bueno y lo malo
2. Las cuatro patas de la mesa
3. Otras valoraciones: económicas, hijos, prácticas
4. Toma tu decisión
5. Comparte la decisión con tus amigos
6. No compartas la decisión con la familia
7. Asesórate legalmente
8. Asesórate psicológicamente
9. Prepara los temas legales
10. Prepara tus temas personales
11. Prepara los temas prácticos
12. Pasa tu duelo
Esther es una buenísima abogada de familia que te sacará de más de un apuro, empezando con tu divorcio. Con 25 años de experiencia en el tema, lo ha visto todo: infidelidades, abusos y malos tratos, engaños… Siempre es mejor un acuerdo aceptable que un buen juicio. Además del tema legal, te puede asesorar sobre cómo afrontar tu nueva vida.
Cuando no está ejerciendo de abogada, Esther es una mamá cariñosa de 2 soletes y ella misma es separada (por lo de probar el propio género).